Tras el verano es común que la higiene bucodental se vea afectada debido al descuido de las rutinas de higiene que se mantienen durante el año, y al aumento de las comidas fuera de casa. El sarro, la halitosis y la caries son el producto de esa relajación de los hábitos de higiene. También hay que estar atentos al aumento de la sensibilidad dental. Lo ideal es que, tras el periodo estival, visitemos al dentista para una revisión a fondo, y prestar atención a los posibles problemas bucodentales que se hayan podido ocasionar durante las vacaciones.

  • Durante las vacaciones, salimos más y es frecuente que comamos fuera de casa, lo que muchas veces lleva a saltarse tareas cotidianas como lavarse los dientes después de las comidas.
  • Solemos aumentar la ingesta de productos azucarados, bebidas carbonatadas, grasas saturadas, café, tabaco o alcohol, que favorecen la proliferación de microorganismos nocivos en la boca.
  • El incremento de las temperaturas que se produce en verano puede ser causante de un déficit de hidratación con un efecto directo sobre la salud bucal.
  • La práctica de deportes y actividades de ocio al aire libre puede provocar alguna caída, resbalón o choque y su consiguiente impacto en los dientes.

Toca ponerse serios y recuperar la normalidad. Lo mejor es visitar al dentista para realizarnos una revisión y comprobar que todo está en perfecto estado.