Tu salud bucodental necesita cuidados diferentes en cada estación. Al acabar el verano, y con la llegada del frío podemos sentir como descienden nuestras defensas: la época de resfriados, catarros y gripes comienza, y afectará también a tu boca.
Hay muchos alimentos adecuados para compensar precisamente nuestras debilidades: los frutos secos, propios de otoño, nos aportan nutrientes y fibra, las castañas tienen alto contenido en fósforo, muy beneficioso para fortalecer nuestros huesos y dientes. También las setas son típicas de este trimestre. Las distintas variedades de setas no solo están deliciosas: además nos aportan fibra, antioxidantes, ácido fólico, potasio, hierro, fósforo, vitaminas del Grupo B… Las legumbres, por la gran cantidad de Vitamina B que presentan, ayudan a que las encías (y los labios) sean más resistentes a las inclemencias del tiempo. No es casualidad que sean una opción tan tradicional para el otoño.
No solo es importante qué alimentos comemos, sino cómo los comemos.
En estos meses, debido al descenso de temperaturas, solemos comer platos más calientes. Por supuesto, no vamos a desaconsejarlos: comer un buen plato caliente cuando hace frío fuera puede ser un placer divino. Sucede lo mismo con la bebida: después de los meses de calor, parece que ahora vuelven a apetecernos líquidos calientes. Si consumimos agua en infusión, por ejemplo, podremos hidratarnos sin enfriar el cuerpo. El té verde es una de las mejores opciones para nuestra salud bucal, ya que sus propiedades antioxidantes reducen la formación de placa y caries.
Sin embargo, los cambios bruscos de temperatura pueden debilitar el esmalte, y fomentar la aparición de manchas en su superficie. La forma de prevenirlo es sencilla: prestar especial atención al cepillado y al resto de aspectos de nuestra higiene dental.
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