También conocida como profilaxis dental, consiste en remover la placa y el sarro situado en dientes, encías y otras zonas de la boca. Siempre es necesario acudir al menos una vez al año al dentista con la finalidad de realizarnos una limpieza dental.

Antes de proceder a la limpieza dental, el especialista nos hará una revisión de la boca para conocer cómo se encuentran nuestros dientes y encías. Para aquellos que se ponen nerviosos cuando tienen que acudir al dentista, deben estar tranquilos. La limpieza dental no dura más allá de una hora y no es dolorosa, aunque en algunos pacientes se pueda dar cierta sensibilidad en la dentadura y encías.

Tal y como apuntan desde el citado colegio de odontólogos, lo primero que se hace es eliminar el sarro que se encuentra en la parte superior de las encías. A continuación, el profesional limpia la zona que queda debajo de la encía. Así, el diente queda liso y no con la rugosidad que se genera cuando hay acumulación de sarro y suciedad.

El paso siguiente es pulir los dientes con cepillos especiales y una pasta profiláctica para que la superficie quede lo más homogénea posible y se eliminen manchas previas. La limpieza dental finaliza con la aplicación, por parte del dentista, de un gel para evitar la inflamación de dichas encías.

​Terminada esta higiene, se recomienda al paciente una serie de consejos para mantener una boca sana, tales como limpiarse los dientes a conciencia después de cada comida, así como usar hilo dental si fuese necesario en caso de restos de comida.

Es importante que recuerdes que una limpieza profesional es un complemento de una buena rutina de salud oral y nunca puede sustituir los dos cepillados al día con una pasta de dientes con flúor.